jueves, 18 de septiembre de 2008

Presentación de Hatun Willakuy, Versión abreviada del Informe Final de la CVR

Hoy jueves 18 de septiembre se presentó la primera reimpresión de Hatun Willakuy, Versión abreviada del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Como es recordado, Hatun Willakuy se publicó el año 2004 en una edición llevada a cabo por la propia CVR. La presentación de esta primera reimpresión se realizó en el Auditorio de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en el marco del IV Encuentro de Derechos Humanos (que probablemente el cardenal Cipriani también calificaría como "esa cojudez").

La presentación estuvo a cargo de Monseñor Pedro Barreto SJ, Arzobispo de Huancayo y Presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social; Henry Pease, catedrático de la PUCP, y Eduardo Vega, Primer Adjunto de la Defensoría del Pueblo. Como moderador estuvo Salomón Lerner, Presidente Ejecutivo del IDEHPUCP y Ex Presidente de la CVR.

Henry Pease fue Presidente del Congreso del Perú cuando se presentó el Informe Final de la CVR. Pease recordó que aquel día, cuando en su calidad de Presidente del Congreso recibió un ejemplar del Informe Final (y que por supuesto, hasta entonces nadie había leído), un grupo de congresistas pifió y lanzó insultos contra los Comisionados y contra el Informe Final. Es decir, estos congresistas descalificaron el Informe Final sin siquiera haberlo visto. Incluso se movilizó a personas ligadas a algunos programas sociales para manifestarse contra un Informe Final que hasta la fecha nadie (a excepción de los comisionados) había leído. Cabe mencionar que esta misma línea de conducta se mantiene hasta hoy por ciertos sectores que buscan la impunidad, propia o por encargo.

Monseñor Pedro Barreto SJ informó que esta primera reimpresión se publica gracias al apoyo de Misereor, Obra para el Desarrollo de la Conferencia Episcopal de Alemania. En el prefacio a esta reimpresión, el director de Misereor, José Sayer, destaca la importancia del trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación e indica que su organización "se sintió tempranamente muy identificada con la tarea emprendida por esa Comisión". Por otro lado, Monseñor Barreto mencionó los avances en el Registro Único de Víctimas y destacó que la Iglesia Católica está trabajando en el Registro Único de Víctimas con todas las iglesias presentes en el Perú (evangélicas, pentecostales, y de otras confesiones). Destacable esta labor de la Iglesia Católica, tan lejos de la imagen de intolerancia y cercanía con los sectores que buscan la impunidad, imagen con la que desafortunadamente se ha identificado al actual cardenal de Lima.

Eduardo Vega, en su intervención, mencionó lo siguiente: "Toda nación que sale de la violencia tiene que escoger entre preservar la memoria y ocultar los hechos". Si queremos que la historia no repita su lado más trágico ¿qué alternativa deberíamos escoger? La respuesta es obvia.

Esta publicación es una noticia saludable, en aras de una mejor comprensión del capítulo más violento y desgarrador de nuestra historia reciente, así como de una mayor difusión de este importante trabajo.


martes, 9 de septiembre de 2008

El boom mundial del turismo médico. ¿Qué papel jugará el Perú?


En pleno "boom de los booms" en el Perú, es pertinente preguntarnos cuál de los actuales booms podrá sostenerse en el tiempo, cuáles llegarán a un techo en el corto plazo y (quizás principalmente) cuáles son los nuevos nichos que se pueden incorporar a la reciente "cartera de booms" del Perú.

Uno de los booms mundiales de nuestros días es el llamado "boom del turismo médico", que consiste en la tendencia creciente a realizar viajes para recibir servicios médicos. El motor mundial de esta oferta es, cómo no, la gran cantidad de estadounidenses que vajan para recibir atención médica, realizarse operaciones (desde operaciones al corazón hasta cirugía estética) o ir al dentista, impulsados por los altos costos del sistema de salud en Estados Unidos. En comparación, los países que reciben a estos visitantes (y se benefician de esta tendencia) ofrecen servicios a precios menores y con atención personalizada.

En el Perú hemos observado esta tendencia desde hace algunos años; pero en el caso local los visitantes son, por abrumadora mayoría, peruanos que viven en Estados Unidos y Europa, quienes aprovechan sus visitas al Perú para recibir atención médica. Quizás la única excepción es la ciudad de Tacna, que vive un boom local de turismo médico con una importante cantidad de visitantes del norte de Chile. Los chilenos llegan a Tacna para, principalmente, recibir atención médica y disfrutar de la gastronomía peruana. Más allá de estos casos, el Perú no participa de este boom mundial.

Hace algo más de un año, Andrés Oppenheimer publicó un artículo donde analiza esta tendencia mundial y la confronta con lo que sucede en latinoamérica. En su artículo, destaca la forma cómo Panamá está aprovechando este boom mundial. Uno de sus hospitales, el Punta Pacífica, está afiliado a la red internacional de hospitales Johns Hopkins, con sede en Estados Unidos, y tiene una página web en Inglés. Como es de suponer, este hospital experimenta un creciente flujo de pacientes de Estados Unidos y Canadá. Oppenheimer culmina indicando que un punto clave para mejorar la competitividad de los países latinoamericanos será ofrecer hospitales que cuenten con la certificación de la Joint Commissions International (JCI), organización médica internacional (basada también en Estados Unidos) cuya certificación es altamente valorada por los pacientes y por las empresas que ofrecen estos nuevos "paquetes turísticos".

La influyente revista Foreign Policy acaba de publicar un artículo donde ofrece un ránking con los cinco mejores países para el turismo médico (en inglés). Saltan a la vista dos cosas:
1. La lista destaca en primer lugar la cantidad de hospitales acreditados por la Joint Commissions International (JCI) en cada país.
2. Los cinco países mencionados (Singapur, Tailandia, India, Emiratos Árabes Unidos y Malasia) son asiáticos. Ningún latinoamericano.

La Joint Commissions International (JCI) ofrece en internet la lista de los hospitales que cuentan con su certificación. Ningún hospital ni clínica peruana aparece en esta lista. En cambio, 15 hospitales del Brasil ya cuentan con esta certificación.

Es claro que si el Perú de los booms quiere participar de esta importante y creciente tendencia mundial, que ya mueve miles de millones de dólares, tiene mucho camino por recorrer. El mercado es más que atractivo. Singapur, Tailandia y la India, los tres primeros en la lista de Foreign Policy, ya reciben más de 400 mil pacientes extranjeros cada año.
La permantente crisis que la salud pública sufre en nuestro país requiere la mayor de las atenciones por parte del estado, eso es innegable, pues de ella depende la gran mayoría de los peruanos. Pero eso no impide que el sector privado observe con atención lo que sucede en el mundo. De lo contrario podemos quedar relegados al papel de simples espectadores en esta nueva industria donde otros países de la región están tomando la delantera.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Grotesca campaña anual contra la Comisión de la Verdad y Reconciliación

Todos los años, ante un aniversario de la publicación del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el Perú es testigo de una grotesca campaña de desinformación y mentiras. Se declaran y publican falsedades, intentando caracterizar a la Comisión de la Verdad como un grupo de izquierda que ataca a las fuerzas policiales y las fuerzas armadas; y que a su vez simpatizan con el terrorismo.

Personajes como el vicepresidente Giampietri (contralmirante en retiro) , el cardenal Juan Luis Cipriani (miembro además del Opus Dei), el ministro Rafael Rey (otro miembro del Opus Dei), el comandante general del ejército Edwin Donayre, el ministro de defensa Ántero Flores Aráoz (este último, un habitual emisor de pachotadas con rango ministerial, tantas que valdría la pena hacer una recopilación de sus disparates), entre otros, unen sus voces a la habitual vocinglera fujimorista. El elemento común que agrupa a esta variada fauna es, cómo no, el afán de eludir las responsabilidades que les corresponden en los crímenes cometidos durante el conflicto interno. Eludirlas ellos mismos o para que las eludan quienes están detrás de ellos, obviamente.

En realidad el discurso de los nombrados es tan predecible que no causa sorpresa. Tan predecible como que el próximo año, en las mismas fechas, desinformarán de la misma manera. Volverán a soltar argumentos tales como que la CVR denigra al ejército o no reconoce al accionar senderista como la causa principal del conflicto. Obviamente, estos son argumentos que recurren al analfabetismo funcional (propio y ajeno), pues cualquiera que revise aunque sea de manera superficial el Informe Final de la CVR encuentra de inmediato que se señala a Sendero Luminoso como el principal causante de los crímenes, y también se rinde justo homenaje a todos los miembros de las fuerzas del estado (ejército y policía) que fueron víctimas de la violencia.

Por el lado de los fujimoristas, la cosa está clara. Insisten en su intento de presentar a Alberto Fujimori como un salvador, y de negar cualquier exceso que pueda tener una consecuencia penal contra él. Concretamente, en el contexto del juicio contra Alberto Fujimori por los delitos de lesa humanidad. Justo lo que se podía esperar de este grupo político.

Por el lado de las fuerzas armadas, el tema no es distinto. Las fuerzas armadas deberían ser las primeras interesadas en conocer y sancionar a aquellos malos elementos que ensuciaron el uniforme. Pero en la realidad, dada la jerarquía de algunos implicados, se opta por una estrategia similar a la fujimorista. Esto incluye a Giampietri, por supuesto.

Un caso patético es el del cardenal Cipriani. No vamos a abundar en esta ocasión en sus actitudes y contradicciones. Baste decir que estamos completamente de acuerdo con las palabras de Mario Vargas Llosa en su artículo "Cobardía e hipocresía", dedicado a este inefable personaje:

"Juan Luis Cipriani no pasará a la historia por su vuelo intelectual, del que, a juzgar por sus sermones, está un tanto desprovisto, ni por su tacto, del que adolece por completo, sino por haber sido el primer religioso del Opus Dei en obtener el capelo cardenalicio, y por su complicidad con la dictadura de Montesinos y Fujimori, a la que apoyó de una manera que sonroja a buen número de católicos peruanos, que fueron sus víctimas y la combatieron." Artículo completo aquí.

Pero hay otro elemento que hermana a la fauna descrita. La búsqueda de la impunidad, ese afán por obtener un "blindaje" contra las acusaciones por los crímenes cometidos, encierra un profundo desprecio contra las víctimas y su derecho a la justicia. El egoísmo de quienes pretenden esquivar cualquier investigación (y de quienes les hacen el juego) sólo puede sostenerse, insisto en la repetición, con el profundo desprecio a los derechos de las víctimas. De este desprecio ya nos habla el mismo Informe Final de la CVR (Prefacio. Tomo I. página 14).

"Un país que olvida su historia está condenado a repetirla", dice el texto que acompaña a las imágenes en la página web de la CVR. La única forma de evitar que esta historia se repita es lograr una institucionalidad inclusiva, donde se respete el derecho de todos, poniendo énfasis en los derechos de las víctimas; y donde la justicia imponga las sentencias pertinentes a todos quienes hayan cometido crímenes, sea cual fuere su procedencia. El desprecio a las víctimas, la impunidad, la gran corrupción que siempre la acompaña, son el abono para revivirlos mismos horrores.

Y si hubiera alguien tan inocente que crea que es imposible que revivamos estos hechos, bastaría con mirar el proceso que se está gestando en México, un país al que el Perú ha tomado como ejemplo (y nos lleva delantera) en nuestro camino al desarrollo. La guerra del narcotráfico en México lleva un saldo de 3 000 muertos y 400 secuestrados sólo en lo que va del 2008. Se ha llegado a la cifra increíble de un muerto cada 85 minutos. Un baño de sangre, por donde se lo mire. ¿Se ve demasiado lejano? Es conocido que carteles mexicanos operan en el Perú, que además es un país productor de coca.

Lo anterior es sólo un ejemplo. Ese podría ser el precio que los peruanos terminemos pagando por la impunidad de unos cuantos y por no aprender de nuestra historia.